IMPUNTUALIDAD BRITÁNICA

Ay, yo pensaba que la espera se me iba a hacer eterna. La espera del concierto. Pero la fecha se me echa encima, tengo avión y hotel, tengo amiga residente en Dublín dispuesta a compartir una Guinness y a patearse la ciudad conmigo (Chariniiiii… allá voy…), tengo la promesa de contar la aventura a mis íntimos cuando vuelva pero me falta eso, lo fundamental, una entrada que me ha costado un ojo de la cara y que no llega, no llega y NO LLEGA.
Después hay que aguantar que los de las islas se rían de los que vivimos a este lado de los Pirineos. Y es que si en mis tareas cotidianas (y vosotros en las vuestras) incumpliera de semejante manera, hace tiempo que tendría el chiringuito cerrado.
Estoy cabreada y disgustada, no puedo evitarlo. Eso sí, espero que mi próximo post sea alegre y se nutra de la adrenalina de toda esta aventura, el cabreo y el disgusto se habrán esfumado. Hasta la semana que viene.