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Soy retro y soy clásica. Pero me interesan las cosas modernas. Es compatible mi interés por la lingüística con la afición a las nuevas tecnologías; la literatura con el iPad; el cine clásico con el cine moderno. En música, es verdad, estoy menos abierta a las vanguardias. Con honrosas excepciones, mis gustos quedan aparcados hace algunos lustros, prefiriendo a los cantantes en activo entre los años cuarenta y los setenta; mi cuenta en iTunes Cloud, donde estoy digitalizando mis cedés, alberga todos los álbumes grabados por Barbra Streisand en casi cincuenta años de carrera; y ahí, en la nube, conviven con Ella Fitzgerald, los Beatles, Frank Sinatra, Carole King, James Taylor, Louis Armstrong, Stevie Wonder, Robert Palmer, Noa, Ute Lemper, María Callas, Joan Manuel Serrat, Al Jarreau, Mozart, Mahler, Bach o Beethoven, entre muchos otros.
Por encima de todo, me gusta el cine. El clásico y el menos clásico, el bueno, la obra maestra, la peli para pasar el rato. Prefiero el western a la ciencia-ficción, el thriller al terror de casquería; la comedia sofisticada a las pelis para echar unas risas. Ah, y «Two for the road» es mi película de cabecera; claro que detrás de ésta hay un centenar de candidatas a mis diez favoritas…