Paul, Liz y Skármeta

Ayer fue un día laborioso pero lleno de grandes premios. Vi, por enésima vez y en una copia estupenda, KEY LARGE, de John Huston, para la cual Brooks había escrito el guión. No sólo es una película que engancha, también sirve para comprobar cómo saltaban chispas entre Bogart y Bacall. Por fin el público rompió a aplaudir, que este año anda un poco escaso de entusiasmo, ¿será la crisis?.

Hablando de la palabra de moda. Crisis fue la primera película dirigida por Brooks y pudimos verla. Interesante, a veces divertida y, como su título, tan de moda. Un país sudamericano, un tirano en el poder, un pueblo que quiere rebelarse. ¿No nos suena? Y Cary Grant con su esposa, de vacaciones, en el mencionado territorio comanche. Recomendable para una tarde de sábado de otoño y lluvia, sofá y mantita. Para los fans de Cary, entre quienes me encuentro, claro.

Después quise ver The light touch, pero mis obligaciones técnicas me lo impidieron. La sala, llena, y Stewart Granger en la pantalla. A ver si puedo recuperar esta película en una próxima proyección.


Por último, vimos una de las estrellas de la retrospectiva; Cat on a hot tin roof, una película archiconocida y unos actores guapos, admiradísimos, con talento. Confieso que en la sala había mucha gente boquiabierta ante el pijama y el albornoz de Paul Newman y el impresionante físico de Liz Taylor en su mejor momento. La película no ha perdido el atractivo ni el interés. Siguen estando vigentes todos los los aspectos de la obra del escritor sureño Tennessee Williams, la atmósfera irrespirable en la que la intimidad no existe, el deseo insatisfecho, la envidia, la ambición, y la pesadilla de los «monstruos cuellicortos» que exasperan a Liz, esa gata que se siente como si estuviera pisando un tejado de zinc caliente…

Hoy «estrenamos» otros cuatro títulos:

  • Battle circus
  • Take the high ground!
  • Flame and the flesh
  • The last time I saw Paris
De todas éstas, la última sí la he visto, está en DVD, y reúne a Liz Taylor con Van Johnson y Walter Pidgeon, y en la que aparece un jovencísimo Roger Moore.

Y, por último, contaros que gracias a la radio, y a Conchita Casanovas, tuve la oportunidad de conocer a Antonio Skármeta, en una pequeña tertulia para Radio 4. Además de gran escritor, como decía Conchita, es un gran contador de historias (no todos los escritores lo son, claro), y es que nos relató la experiencia de asistir a una sesión de «The Blackboard jungle» en el Chile de su juventud, y nos recordó el papel de Glenn Ford como profesor intentando educar a sus alumnos, a través del jazz, y cómo la película terminaba con un rock-and-roll que él mismo se lanzó a cantar… One-two-three o’ clock-four o’clock rock! Y es que el autor de «El cartero de Neruda» es tan simpático como aparenta en esta foto.