La gran Thelma Ritter

Una de las más grandes actrices (para mí, la mejor secundaria que ha habido) de la historia tuvo un debut tardío en el cine. Thelma Ritter nació en Brooklyn, New York, en 1902 según unas fuentes o en 1905 según otras. Se inició en el teatro muy pronto, interviniendo en obras escolares; asistió a la American Academy of Dramatic Arts y siguió trabajando en el teatro, hasta que en 1927 se casó con Joseph Moran, un ejecutivo publicitario con quien tuvo dos hijos; por esa razón se apartó de las tablas durante una larga temporada.
Superada esa etapa, se puso a trabajar en la radio con poco éxito, hasta que por fin tuvo la oportunidad de conseguir su primer papel en el cine, en 1947; para entonces su edad y su físico marcaban un perfil que condicionaría su rol de eterna secundaria y el tipo de papeles que le harían candidata al Oscar en seis ocasiones, aunque nunca consiguió llevarse uno, récord que comparte con Deborah Kerr.

Ese primer papel en Miracle on 34th Street llamó la atención del productor Darryl F. Zanuck, quien se encargó de que fuera reforzado en el guión para ampliar algo su cortísima intervención. Dos años después, interviene en A Letter to Three Wives, y Joseph L. Mankiewicz, el director, quedó tan impresionado que la contrató para interpretar el inolvidable personaje de Birdie en All About Eve.

Es por esta interpretación, así como la de Stella en Rear Window de Hitchcock, por las que esencialmente Thelma ha pasado a formar parte de esa galería de intérpretes inolvidables e imprescincibles, de los que han creado escuela. Por citar otro título mítico, apareció en The Misfits, dirigida por John Huston y escrita por Arthur Miller, la última película en la que intervinieron Clark Gable y Marilyn Monroe y una de las últimas de Montgomery Clift.

Se ha especializado en el rol de asistente irónica, ácida, corrosiva, que siempre tiene una réplica brillante para desarmar a su compañero de secuencia, para robar el protagonismo a la misma Bette Davis, o para hacer de una borrachera la alternativa cómica de un producto Doris Day como Pillow Talk. Sin embargo, y a pesar del peligro de encasillamiento, fue una actriz que trabajó mucho los matices y consiguió mantenerse en la brecha. Ritter siguió alternando teatro, televisión y cine, y murió de un fulminante ataque al corazón en 1969.

Aquí podemos ver un excelente ejemplo de su trabajo en Pickup on South Street, de Sam Fuller.