Coraline, la alternativa a Píxar

Con el estreno de Los mundos de Coraline tendremos en cartelera la obra de un artesano del cine, Henry Selick, de quien hemos visto obras maestras en colaboración con Tim Burton como Pesadilla antes de Navidad o James y el melocotón gigante. Coraline es un proyecto que ha llevado más de diez años de trabajo si se incluye toda la labor de preproducción, si bien el rodaje ha ocupado unos veinte meses a un largo equipo que, como máximo, llegaba a completar dos segundos de película al día. Selick y la factoría Aardman (los creadores de Wallace y Gromit) son dos formas de entender la animación fotograma a fotograma, contrapuesta a la animación digital hoy liderada por Píxar-Disney y seguida por Dreamworks.
La historia remite, en cierto modo, a la vida de mundos paralelos, ya sea la de la Alicia de Lewis Carrol, o el país de Nunca Jamás de Peter Pan, o la propia Pesadilla diseñada por Tim Burton. Una vida alternativa, quizá imaginada y deseada, que pese a su apariencia colorista alberga una realidad oscura y fría. Este tipo de historias nos han cautivado a pequeños y mayores, y cuando se han llevado al cine lo han seguido haciendo. Así ha ocurrido con los libros de Roald Dahl (quién no ha deseado alguna vez tener los poderes de Matilda), que han generado filmes tan interesantes como Charlie y la fábrica de chocolate.
Iremos a verla, claro que sí. Lástima que en provincias no podamos verla en 3D…