Siegel, Zinemaldia 19 de septiembre

Domingo. Se supone que hoy es el último día del proceso de inicio y que, a partir de mañana, todo va a «fluir» sin necesidad de que les demos un empujón. Los ayudantes ya se han acostumbrado al blanco y negro, al sonido mono con fritura, a las historias clásicas y al estilo Siegel.

Este trabajo de revisar cómo se proyectan las películas es… un placer. Sobre todo porque me permite descubrir historias que me sorprenden, que me han emocionado. Anotaré esos títulos para, cuando finalice todo, escribir una crónica más personal y recomendaros esos descubrimientos.

Hoy toca la revisión de:

Es decir, ya estamos disfrutando de «Cuando Clint encontró a Don Siegel».

Estos dos primeros días de Festival hemos tenido, como es habitual el fin de semana, las salas llenas. Por lo menos en el Príncipe 6, donde este año he acampado (echando mucho de menos la sala 2, en la que he pasado prácticamente los catorce festivales precedentes), se nos llena inmediatamente la sala. Claro que no es ni la más grande, ni la mejor; las personas bajitas sufrimos ese error de diseño de una sala plana con una pantalla alta e incómoda, ya que nos pasamos el rato esquivando la cabeza de quien se sienta delante.