El maquinista de la General

Una película histórica

Lo decimos en todos los sentidos. Porque acude a un episodio de la historia de los Estados Unidos; y porque es una de las películas más importantes de la historia del cine mundial. Tiene la virtud de narrar una hazaña de héroe en una guerra y, a la vez, hacernos reír. Sin embargo, cuando se estrenó fue un fracaso total, más aún cuando se trataba de una producción carísima para la época.

En pocas palabras…

El título original, «The General«, tiene más lecturas que el título en español, ya que alude tanto al nombre de la locomotora como al rango militar. En los años de la guerra civil americana. Johnny Gray (Buster Keaton) es el maquinista de «La General», una locomotora que se reparte el corazón de Johnny a medias con Annabelle Lee, su novia. La rutina se rompe con el estallido de la guerra, todo el mundo corre a alistarse al ejército y Johnny no va a ser menos. Pero al declarar que es, de profesión, maquinista, en la oficina de reclutamiento le rechazan por ser más útil al mando de una locomotora. De allí sale desilusionado, pero lo va a estar más, porque es calificado de cobarde por no acudir a la guerra y su novia le rechaza, cosa que hace el resto de la familia de ésta. Toda una humillación.

Éste es el punto de partida de una película que parte de un hecho real relatado en «Daring and Suffering: A History of the Great Railway Adventure» (Audacia y sufrimiento: Historia de la gran aventura ferroviaria), de William Pittenberg. La acción se desata en el momento en que los confederados roban «La General» y durante el resto del metraje contemplaremos todo lo que Gray hace para recuperarla, convirtiéndose involuntariamente en protagonista de un episodio de la contienda.

Riesgo y precisión

La famosa secuencia del puente se filmó en una toma única (y de qué otra forma podría ser entonces) y con gran sorpresa por parte de todos los extras que había alrededor, ya que no se les había avisado de lo que iba a ocurrir. Los restos de la locomotora permanecieron en el río hasta la II Guerra Mundial, en que fueron recuperados y aprovechados como ferralla para armamento.

Esto da una idea del riesgo asumido en la producción de la película. En el rodaje, Keaton realizó él mismo todas las secuencias de riesgo. Visto hoy (y con esa sensación que siempre produce el cine rodado por debajo de los 24 fotogramas por segundo) parece que apenas costaba esfuerzo. El actor debía perseguir la máquina, subirse en marcha, pasar de un vagón a otro, caminar por delante de la locomotora para ir retirando obstáculos… La precisión fue máxima, hasta el punto de, en la secuencia del cañonazo, tener que ser milimétricamente exactos con la pólvora del cañón para conseguir el objetivo sin provocar un accidente en la locomotora.

El éxito está en la planificación minuciosa y el moderno montaje que combinaba secuencias generales, cortas, primeros planos, elipsis y otros elementos narrativos escasamente utilizados en el cine mudo, ya que éste se rodaba predominantemente en estudio, de manera casi teatral, y con las limitaciones técnicas de la época. El rodaje se realizó casi exclusivamente de exteriores, en Oregón.

Fracaso de crítica y público

Hoy parece incomprensible que lo que se considera una obra cumbre de la historia del cine, de la comedia, fuera un auténtico fracaso de taquilla y de crítica. Comparada con otras películas de la época, resulta una superproducción. De hecho, una sola secuencia, la del puente, de pocos segundos de duración, costó 1.700.000 dólares. Al público no le hizo tanta gracia como las obras precedentes de Keaton, lo que tuvo consecuencias graves en la carrera del actor.

Buster Keaton

Hay tres nombres en el olimpo del cine mudo: Chaplin, Lloyd y Keaton. He leído por ahí una opinión acertada: a la pregunta de quién te gusta más, Chaplin o Keaton, la respuesta es «Si Keaton es prosa, Chaplin es poesía», o algo parecido. Buster Keaton hizo aportaciones menos poéticas, pero no por ello menos irónicas que las de Chaplin. Comparado con Lloyd, los dos hicieron un humor muy físico, de caídas, carreras y persecuciones. Sin embargo, el estilo Keaton se diferenciaba de los otros dos por una marca de la casa: el rostro serio e imperturbable. Por alguna razón le llamaban «cara de piedra» o «cara de palo». En España se le apodó en su momento «Pamplinas», no sé si intentando aludir a su condición de «poca cosa».

Tras el fracaso de «The General», Keaton perdió el control sobre su trabajo y sus películas, lo que hizo que, después de algunas producciones, su carrera fuera difuminándose en la década de los treinta. Curiosamente, fue rescatado por Billy Wilder para un pequeño papel en «Sunset Boulevard» y por el mismísimo Charles Chaplin para Limelight. Antes de morir en 1966, apareció en otras superproducciones como «Around the world in 80 days» y «A funny thing happened on the way to the forum». Como ocurre con otras figuras de los años del cine mudo, sólo a partir de los años setenta fue reivindicado y valorado como merecía.

Otras de mis películas de Keaton favoritas es «Siete ocasiones» (Seven chances, 1925).


Referencias de interés en internet

Buster Keaton en IMDB.com e IMDB.es
The General en en.wikipedia.org y wikipedia.es
What A Difference A Piano Makes: Buster Keaton’s The General
Un clásico de Buster KeatonPelículas – Años 20: El Maquinista de la General (1926)
Directors we love: Buster Keaton
Essentia Cinema: Buster Keaton’s The General
…y mucho más si indagas un poquito en Google.